Recorriendo hace el copón los pasillos de un supermercado, dando vueltas por si aparecía un paquetito de jamón, un chorizo, o dos, tuve una de esas epifanías tan propias de una ingesta de café y demás azúcar que suele acompañarme.
Anonadado vi como un paquete de galletas resumía en una palabra la razón de mi jamonil búsqueda.
Si señores/as, tengo :
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